Hace poco buscando algo en Google encontré un blog donde se hablaba de cierto libro ("Al son del Punk").
Un joven fotógrafo vasco que estuvo en Cuba a finales del 2000 fotografió la escena punk en la isla.
Fue tremenda la sorpresa al ver amigos, conocidos, (algunos desgraciadamente ya no están) y me invadió la nostalgia, porque yo estuve allí y formé parte de ellos, pero casi veinte años antes.
A raíz de eso decidí escribir este corto post y darle las gracias a Josu Trueba Leiva por revivir aquella época de locura y felicidad.
A principios de los 90 fuimos punks en Cuba y no fue nada fácil. Ser diferente en una sociedad llena de prejuicios conllevaba sus riesgos: a la hora de salir a la calle había que estar preparado para cualquier cosa: evitar peleas, ignorar las provocaciones de personas ignorantes, conflictivas que les chocaba nuestra imagen y estilo de vida. Desgraciadamente no siempre se lograba salir ileso de semejantes situaciones.
Llevar crestas de colores, botas militares, chaqueta, y una infinidad de accesorios en el país de la salsa era algo verdaderamente digno de admirar: había que tenerlos bien puestos.
Alguien conoció a unos vascos y gracias a ellos supimos que existían grupos españoles como Kortatu, Barricada, La Polla Records, Boikot, RIP, Eskorbuto.
De este último: "Cerebros destruidos", "¿Dónde está el porvenir?", "Mucha policía, poca diversión" eran las canciones que más nos gustaban y cantábamos en los parques de El Vedado con bastantes alcoholes encima y otras cosas.
A falta de gel nos hacíamos la cresta con jabón de lavar o con la clara del huevo y los colores con óleo o cualquier otro invento. Había quien diseñaba sus propios atuendos, manillas, cinturones, camisetas, parches que se pegaban en botas, mochilas, donde quiera.
Contrastando con el son y la trova comenzaron a surgir (no sólo en La Habana) grupos como Rotura, VIH, Futuro Muerto, Eskoria.
A falta de gel nos hacíamos la cresta con jabón de lavar o con la clara del huevo y los colores con óleo o cualquier otro invento. Había quien diseñaba sus propios atuendos, manillas, cinturones, camisetas, parches que se pegaban en botas, mochilas, donde quiera.
Contrastando con el son y la trova comenzaron a surgir (no sólo en La Habana) grupos como Rotura, VIH, Futuro Muerto, Eskoria.
Crecía así el movimiento punk ante el asombro de muchos.
Comenzaba el período especial, una situación bastante difícil e inaguantable para casi todos los cubanos, ¡escaseaban tantas cosas!
Comenzaba el período especial, una situación bastante difícil e inaguantable para casi todos los cubanos, ¡escaseaban tantas cosas!
Muchos conocidos decidieron contagiarse con el VIH para así poder ingresar en los sanatorios, tener mejores viviendas, alimentación, sentirse menos marginados. Distantes de quienes censuraban, de la policía, de las propias familias que los excluían y a veces maltrataban.
Fueron años vividos intensamente a pesar de esa horrible enfermedad.
Dedico esta entrada a Willian Fabián Álvarez (cantante de Eskoria) y a todos esos amigos punks que como él se fueron pronto, pero vivirán eternamente en la memoria de todos los que tuvimos la suerte de conocerlos y de formar parte de aquel movimiento punk, en La Habana, Cuba de los 90.
Dedico esta entrada a Willian Fabián Álvarez (cantante de Eskoria) y a todos esos amigos punks que como él se fueron pronto, pero vivirán eternamente en la memoria de todos los que tuvimos la suerte de conocerlos y de formar parte de aquel movimiento punk, en La Habana, Cuba de los 90.
"Cerebros destruidos".
"Perdida la esperanza, perdida la ilusión
(Eskorbuto).
"Perdida la esperanza, perdida la ilusión
los problemas continúan sin hallarse solución.
Nuestras vidas se consumen, el cerebro se destruye
nuestros cuerpos caen rendidos como una maldición.
El pasado ha pasado y por él nada hay que hacer
el presente es un fracaso y el futuro no se ve".
(Eskorbuto).
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