A Héctor Reyes Reyes.
No voy a encender inciensos
ni velas
porque siempre fuiste luz
recorriendo ciudades
países
continentes
escribiendo tus crónicas de viajes.
El dolor se ha transformado
en impotencia
rabia ...
y más atea que nunca
intento sobrellevar la carga
de la incertidumbre.
No voy a encender inciensos;
en las soledades de Alaska
o quizás en otro cielo,
allá nos encontraremos.
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