(A Diego Sandoval).
Entre tu guitarra y mis versos
hay un bello acuerdo.
Recobro la sonrisa
/renazco
aunque el sol no despunte
y persista la lluvia.
Abrazo la riqueza de tu voz
cual destello en una multitud,
deteniéndome en lo hermoso
de un corazón sensible como el tuyo.
Desaparecen nuestras penas
/momentáneamente.
Ambos nos complementamos.
Escarbando en lo profundo
está tu voz
tu nombre,
retratado en el tiempo
mientras la soledad
/muere cada noche.